domingo, 8 de noviembre de 2009

Descripción en primera persona

(A mi querida Eiling)


Tras una piel inexplicable me escondo yo:

Intensa. A veces superficial.

Impredecible hasta para mí.

Violentamente tierna, tiernamente violenta.


Mi silueta está hecha de promesas;

Mi mundo está ávido de proezas.


En mi vida

los mejores momentos llevan aroma a lirios y nardos.


Que cómo soy…

Cambiante como el mar: a veces tranquila, otras voraz.

Agresiva en mis playas, profunda a mar abierto.

Habita la vida en mí como yo habito en ella.


Para ser balanza estoy en constante desequilibrio

y, por buscar mi centro, vivo en los extremos.

Una viga atraviesa mis pensamientos,

sentimientos y palabras tratando de ensamblarlos.

Lástima que esté hecha de un material tan maleable.


Toda una mujer en lo soñadora:

de cabeza etérea mientras un grillete arrastra mis pies por tierra.

Como un hombre en lo carnal.


Soy un planeta que se rige por las fuerzas centrípeta y centrífuga,

acercando y alejando todo según mi ánimo esté retrógrado o no.

Voluble como el fuego,

vulnerable como una hoja al viento ante los cambiantes estados del clima.


¿En qué creo?

Profundamente, en el amor.

Subcutáneamente, en ese Dios que llena mi vida de causalidades.


Que qué quiero de ti…

Un lecho de rosas rojas,

una mirada profunda,

un roce que acaricie mi psique,

una vela encendida esperándome en mis noches.

Un instante eterno.

Un gesto, una palabra, que me hagan volver a nacer.

Que me abraces sutilmente mientras, con firmeza,

me muestras la fuerza en ti contenida.


Te espero en ese plano donde las dimensiones

de la sensualidad y el erotismo se entrelazan.


¿Temores? Todos.

Por eso, este es mi último día de vida…antes de mañana.


¿Qué espero?

Todo de todos. Nada de nadie.

Sentada, caminando, de pie…

Con los poros abiertos siempre,

ansiosa de una causa para hacerme efecto;

anhelando ver efectos de mi causa en los demás.

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