miércoles, 25 de noviembre de 2009

Al otro lado

Del otro lado hay un lugar donde soy más yo
y menos eso que todos creen que soy.

Al otro lado está ese sitio
donde no hay nada que ocultar,
sin miedos ni razones para aparentar.

Allí, del otro lado, fui libre un instante;
de cara al viento y de espalda a lo que es mi presente.

Fuego, poesía, pétalos, agua y pasión...
Escondido, frente al mar,
hubo una vez un altar.

domingo, 22 de noviembre de 2009

El Cofrecito de mi Ofrenda

El cofrecito de mi ofrenda
está hecho en caoba oscura
con una cerradura en acero forjado, única,
de la cual solo tú tienes la llave.

El cofrecito de mi ofrenda para ti está lleno.
Lleno, pero aún hay espacio para crear otro universo en él.
No se cómo cabe en él tanta cosa viva
que además crece y se recrece,
se inflama y respira.

Guardo ahí cada detalle, cada obsequio,
cada mirada de la que eres víctima,
y cada mirada con la que me recorres.
Más aún, guardo en él cada roce, cada beso,
y cada sensación que ellos me evocan.

Y si te parece que esto es mucho,
no creerás cuando le abras y me veas en él:
En este cofre duermo yo,
latente, esperándote.
Duerme mi vientre, mi piel, mis senos,
mis muslos, mis labios,
mi larga cabellera.
Mi espalda entera, mis manos,
toda yo.

_________

En este cofre cabes tú.
Y tu esencia, y tu cuerpo,
y las caricias con las que te recorrí una tarde,
y los besos que derramé sobre ti.
Unámonos pues y, en un big bang de pasión
y sentimientos al acoplar nuestra masa crítica,
creemos nuestro universo donde solo cabemos tú y yo.

Ofrenda a flor de piel

Sobre esta capa epitelial que me recubre
se posan hoy mis palabras para llegar a ti
mientras me acarician tus ojos al leerlas.

Palabras que han sido suspiros, gemidos y susurros,
una a una, letra a letra,
se derraman esta noche en mi piel, hechas tinta,
para transcribir todos esos sentimientos y sensaciones
y hacerte saber que habitan en mí,
así como tu huella en mi vida, en mi carne, en mi ser.

Hoy, este manto vivo, que me arropa y me contiene,
se hace pergamino a través de cuyos poros
brotan las líneas que versa mi alma.

Entre mis líneas eres verbo, eres acción,
y en ti se conjugan, en todos sus tiempos,
el deseo, el respeto, el cariño, la lujuria y el amor.
Coexisten, como tú y yo cuando somos uno.

Mi envoltura no es más que la dedicatoria
de esta ofrenda, que soy yo misma,
en el primer día del resto de tu vida.

domingo, 15 de noviembre de 2009

La linternita que me diste

La linternita que me diste me cabe en una mano.
Y me aferro a ella, con una esperanza ciega,
como se aferran a la estrella polar
los marineros entre la niebla.

La linternita que me diste es pequeña
pero su luz no tiene medidas,
porque con ella irradias tu amor
con el que iluminas los rincones de mi alma.

La linternita que me diste es negra.
Pero la encontraré en la penumbra aunque no la vea
porque el calor de tus detalles y cuidados, reflejados en ella,
me guiarán a su encuentro sin traspiés ni pérdidas.

La linternita que me diste está a unas llaves atada
y con ellas me abriste las puertas
de tu confianza y de tu casa.
Con ellas te abro yo las puertas de mi corazón y mi alma.

martes, 10 de noviembre de 2009

Otoño


En una gama de colores
entre el rojo y el amarillo
se viste la copa de mi alma.
¿O se desviste?

Poco a poco se somete
a una calvicie pasajera
mientras cambia de piel
en una transición de estaciones.

Y vuelve a sentir cada rama,
en toda su corteza,
la fría caricia de la brisa otoñal
que viene a limpiarla toda.

¿Qué aroma es ese
que trae entre los dedos
ese dulce mistral que me envuelve?

Aquí estoy, entre esa temporada
cálida de mi vida
y ese invierno que veo venir
con sus tormentas…

…sonrío…
Sé que al final saldré renovada.
Voy a vivir mi Otoño
con la misma intensidad
con la que espero la Primavera de tus labios.

lunes, 9 de noviembre de 2009

Quiero que llueva

Quiero que llueva,
que mis lágrimas se diluyan
y se hagan rocío.

Quiero que llueva,
que llueva a cántaros
y que se limpien mi piel y mi llanto.

Que me renueve yo toda
bajo esa lluvia intensa,
la que cae del cielo
y la que emana de mi cuerpo.

Quiero que llueva
para humedecer mis musgos
y lavar mis piedras.

Quiero que llueva
y que se deslicen sobre mí,
en torrente, en quebrada,
mis dolores y tristezas.

Quiero que llueva
y, con el pasar del agua,
reverdezcan mis bosques y esperanzas.

Quiero que llueva.

En verde

Verde el color del césped.
De verde se cubren las rocas cuando se arropan con musgo.

¿Verde tú?

Verdes destellos serpentean en la aurora boreal.
De verde se cubre la tierra cuando la lluvia pasa.

¿Verde tú?

Verde el color de mi esperanza.
Verde el color de la ilusión que has hecho nacer en mi.

¿Verde tú?

Verde yo...esperando que me des luz verde para entrar en tu vida.

Cualquier cosa

Cualquier cosa es posible. Cualquier cosa.
Un día cualquiera, en un sitio cualquiera,
a cualquier hora.

Puedes tener entre tus cosas cualquier cosa.
Puedes trabajar de cualquier cosa y
hasta divertirte con cualquier cosa.
Tal vez piensas que ya has visto cualquier cosa,
o simplemente no has notado su existencia.

Pero no te preocupes;
en cualquier momento
cualquier cosa toca a tu puerta,
con cualquier pretexto:
“¿Tendrá Ud. una tacita de cualquier cosa?”

Luego viene cualquier día, solo de visita.
De cualquier manera te llevará al cine.
De allí pasarán a tomarse cualquier bebida
en un lugar cualquiera.

Pasará cualquier tiempo
y te invitará a pasar a su casa,
para que luego pase cualquier cosa en tu cama.

Cualquier cosa puede pasar en tu vida,
un día cualquiera.

Como diría cualquier poeta
como, por ejemplo, un Sabines cualquiera:
“Yo no lo sé de cierto. Lo supongo.”

domingo, 8 de noviembre de 2009

Descripción en primera persona

(A mi querida Eiling)


Tras una piel inexplicable me escondo yo:

Intensa. A veces superficial.

Impredecible hasta para mí.

Violentamente tierna, tiernamente violenta.


Mi silueta está hecha de promesas;

Mi mundo está ávido de proezas.


En mi vida

los mejores momentos llevan aroma a lirios y nardos.


Que cómo soy…

Cambiante como el mar: a veces tranquila, otras voraz.

Agresiva en mis playas, profunda a mar abierto.

Habita la vida en mí como yo habito en ella.


Para ser balanza estoy en constante desequilibrio

y, por buscar mi centro, vivo en los extremos.

Una viga atraviesa mis pensamientos,

sentimientos y palabras tratando de ensamblarlos.

Lástima que esté hecha de un material tan maleable.


Toda una mujer en lo soñadora:

de cabeza etérea mientras un grillete arrastra mis pies por tierra.

Como un hombre en lo carnal.


Soy un planeta que se rige por las fuerzas centrípeta y centrífuga,

acercando y alejando todo según mi ánimo esté retrógrado o no.

Voluble como el fuego,

vulnerable como una hoja al viento ante los cambiantes estados del clima.


¿En qué creo?

Profundamente, en el amor.

Subcutáneamente, en ese Dios que llena mi vida de causalidades.


Que qué quiero de ti…

Un lecho de rosas rojas,

una mirada profunda,

un roce que acaricie mi psique,

una vela encendida esperándome en mis noches.

Un instante eterno.

Un gesto, una palabra, que me hagan volver a nacer.

Que me abraces sutilmente mientras, con firmeza,

me muestras la fuerza en ti contenida.


Te espero en ese plano donde las dimensiones

de la sensualidad y el erotismo se entrelazan.


¿Temores? Todos.

Por eso, este es mi último día de vida…antes de mañana.


¿Qué espero?

Todo de todos. Nada de nadie.

Sentada, caminando, de pie…

Con los poros abiertos siempre,

ansiosa de una causa para hacerme efecto;

anhelando ver efectos de mi causa en los demás.