sábado, 28 de agosto de 2010

Ayer, Hoy y para Siempre

Ayer tuve la dicha,
la exquisita delicia,
de conocer todo aquello
que de ti el mundo ignora.

Ayer fui testigo
de cómo tu piel se eriza
al ver mis movimientos,
al verme bailar abstraída.

Hoy he vuelto a ser yo
aquella que escribía en tu nombre,
la que se inspira en tus labios,
la que te vió como hombre.

Hoy he vuelto a escribir
y he vuelto a sentir el placer en ello
porque mis dedos se deslizan sobre las teclas
como una vez lo hicieron sobre tu cuerpo.

Mañana…siempre estarás ahí mañana.
Porque las huellas,
esas que se dejan en el alma,
no se borran, no sucumben,
ante el tiempo ni sus trampas.

Mañana…¿importa donde estemos mañana?
¿Acaso sí nos perderemos en la distancia?
Es imposible perder lo que se lleva por dentro
y tú ya formas parte de mi.