miércoles, 20 de enero de 2010

Te estaré esperando

Cuando tus pensamientos sean claros
como un cielo de enero,
cuando tus sentimientos sean puros
como una roca ígnea
y se vuelvan fuertes
como carbón hecho diamante…

Búscame, yo estoy aquí:
Persistente como el torpe albatros
que, a pesar de no saber aterrizar,
emprende otra vez su vuelo;
Firme, como el acantilado ante el mar
a pesar del constante golpe de las olas;
con mis sentimientos al Rojo vivo,
como el magma de un volcán que parece dormido.

Te estaré esperando…

lunes, 18 de enero de 2010

Sigue

Te mordiste los labios,
esos que probé yo alguna vez,
y callaste.

Aguantaste entre dientes
aquel arsenal de palabras
y fuiste presa, una vez más,
de aquello mil veces pensado
y nunca dicho.

Te llevaste las manos a la boca
a punta de razones;
ahora solo tú puedes derrumbar
la represa que mantiene tu voz contenida.

Armaste, eslabón a eslabón,
la cadena con la que amordazaste
y apresaste cada sentimiento,
cada pensamiento, cada palabra.

Las razones ya no me importan…

“Sigue guardando silencio,
tal vez, cuando decidas hablar,
ya no quiera escucharte”.


Frase final: David c Fild

viernes, 15 de enero de 2010

Ingeniería Divina

¿Sabes tú la perfección que posee ese medio
que alberga y da expresión a tu alma?

Nunca lo sabrás hasta que lo hayas perdido.

Tú, obra perfecta,
llevas por autor al Ingeniero eterno,
al Arquitecto de sueños.

Si la creación le llevó 6 días,
¿Cuánto no habrá invertido en ti?
¿Cuánto tiempo nos habrás dejado sin Dios,
absorto en su inspiración para crearte?

Esa máquina perfecta que contiene tu esencia
es la razón de mis suspiros
mientras yaces dormida a mi lado;
la dueña de las caricias que prodigo.

Soy víctima de tu piel,
la cara vista de ese soberbio trabajo
de ingeniería anatómica que eres tú,
y de mis ganas de acariciarla una y otra y otra vez.

Sólo ese, y no otro,
podía ser tu epitelio:
suave, claro, perfumado,
digno de tu alma,
profundamente amalgamado a tu forma de ser.

Tus piernas,
estructuras biomecánicamente pensadas
para atraparme y robarme el aliento cuando,
rendida tras la lidia de nuestros deseos,
me poseen, me rodean y se afianzan a las mías
reclamándome como propiedad suya.

Tu cintura,
centro de tu instrumento físico y de mi universo...
...ese que lleva tu nombre.

Tus brazos de cobre:
dúctiles, maleables,
son el lazo perfecto
para atrapar mis miedos e incertidumbres.
No tengo escapatoria
cuando, entre ellos,
siento tu corazón desbocarse
cerca del mío.

Tus senos,
maestros en el arte de estremecer
y hacer florecer tus sentidos,
tienen la turgencia y medida exacta
para acoplarse a mis manos
y llenarme a plenitud.

Tus caderas de ensueño,
que me permiten girarte, guiarte
y moderarte en nuestra intimidad más pasional,
son mi adoración hasta cuando caminas
con tu cadencia encantadora de serpientes.
A partir de ellas
se delinea tu pose y tu disposición al estar.

Si tú supieras, mi niña,
lo que ese hermoso y perfecto cuerpo que posees
es capaz de hacerme experimentar,
y que, con mis manos, intento, en vano,
abarcar, conocer, explorar,
sentirías una lástima enorme por mí…

…porque mi cuerpo siente por el tuyo:
lo que mi corazón vive
lo hace a través de tus risas,
tus silencios, tus miradas y escuchas.

Y sería un pobre desahuciado
si decidieras apartar de mi lado
a esa esencia, a esa obra maestra:
Tú, producto de la ingeniería divina.


Inspirado en “Tu cuerpo” de Lulu.

sábado, 9 de enero de 2010

Paseo infinito

Me miraste a los ojos,
esos que estaban perdidos,
y me pediste que te llevara conmigo.

Y pregunto yo:
¿cómo no hacerlo si te siento mío,
si eres parte de este ser lleno de desvaríos?

Cierra los ojos.
¿No me sientes?
Este es mi paraíso,
donde vuelo sin alas
surcando el azul infinito.

Toma mi mano y vuela conmigo.
Te invito…te sigo.

¿Fue así como lo imaginaste?
Ahora soy yo quien te mira
y sonrío.

Te di el poder…
Ahora ve tú a ver qué haces conmigo.

Soledad

Se acabó el día.
Y la noche se acerca sigilosa
a hacerme compañía.

Nunca estuve más sola.

sábado, 2 de enero de 2010

Tal vez no tenga nada más que decirte

Esperabas con ansias una respuesta.
Esperabas atenta la llegada del correo.
¿Qué no te has dado cuenta que se me acabaron las palabras?

Fui clara. Sin expectativas ni mañana.
Pero no te bastaron mis aclaratorias,
tú tenías que indagar en mi alma.
¿Estás acaso lista para escuchar lo que traiga la mañana?

La corriente ha cambiado dejando atrás sedimentos.
Ya no hay bálsamos ni paños tibios.
Ya el niño que duerme no escucha tus cuentos.

Tal vez no tenga nada más que decirte.

No escuchaste mis plegarias, no escuchaste mis gritos.
¿Por qué habría de escuchar tu sorda opinión?

Disculpa si ya no vuelo,
disculpa si no sonrío
pero la vida no es sueño
y los sueños eso son.

Ha llegado el invierno anquilosando mi cuerpo.
No hay color, no hay calor,
sólo abismos y niebla.
¿Será verdad que el deshielo trae reverdecer?

No hay latidos, no hay espasmos,
ya no hay vida en el grueso de mis tejidos.
Y yo insisto, no preguntes si no quieres escuchar.

En una mano mi alma, en la otra el corazón,
reducidos de tamaño como uvas puestas al sol.
El silencio se hizo hilo y ha suturado mis labios.

Tal vez no tenga nada más que decirte.

Al llegar a mi casa encontré una habitación vacía.
Hubo una mudanza.

Ella emprendió el vuelo y no la podrás alcanzar.
No habrá vuelta atrás, no habrá regreso alguno.
No esperes sus cartas ni telegramas de esperanza
pues dejó sobre la cómoda la pluma con la que solía escribir.

Ahora sólo queda el espacio que llenó ella alguna vez.
Su sombra ya no está.
Su huella se llena con la arena que trae la brisa.

¿No entiendes que no hay quien responda a tus indagatorias
y que ya no hay oídos que escuchen tus anhelos?

Sus cuerdas vocales sufren de afonía,
sus manos, las que escribían, ahora están entumecidas
y le fue cortado el hilo que a ella te unía.

Ya no quedan palabras, recuerdos ni momentos.
¿Ahora entiendes que los deseos viajan con el viento?

Lo siento.
Tal vez no tenga nada más que decirte.