miércoles, 16 de diciembre de 2009

Menguante

Aquellos sentimientos que ayer tuve hacia ti,
hoy no sé dónde están.

Revisé por horas en el armario de mis recuerdos
y sólo encontré las memorias.

¿Y qué de las emociones que guardé yo ahí?

Ya tus labios no me despiertan pasiones,
ya el aroma de tu piel no enerva mi olfato
y, al contacto con tus manos,
mi piel ya no se eriza.

En la noche clara en la que me encuentro,
mis ojos no brillan más como luceros
cuando evoco tu nombre.

¿A dónde fueron todos esos sentimientos que albergaba mi alma?

Murieron todos de apnea,
encerrados en el cuarto menguante de nuestra historia.

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