viernes, 19 de mayo de 2017

Theobroma Cacao (Oda al Cacao)

Cacao puro. Cacao amargo.
Alimento de dioses.
Manjar suculento de sabor criollo
resguardado entre tus hojas perennes
con ese aroma profundo que despierta mis sentidos.

Verdi-rojo tu color
cuando tu sabor me aguarda en su máxima expresión
escondido en esa mazorca que cuelga de tu cuerpo,
recubierta de esa suave piel de la que esperas ser desvestido.

Déjame ser quien te adorne,
yo de rosado y tú siempre en flor.
Llévame como a tu fruto pendiendo de tu tronco,
como a esa baya que de ti se alimenta,
llena de semillas que, en su humedad, esperan ser fecundadas.

Tú, ka’kaw,
que guardas latente, en tus almendras,
toda la fuerza del fuego:
ardiente, rebelde, voluble,
pero sensible a los cambios y a lo que te rodea.

Quiero ser la sombra que te protege del viento
ofreciéndote un hogar húmedo, de cálidos vapores,
donde tu codiciado fruto brote de tus entrañas sin reparo alguno.

Llego a ti cual tumbadora,
estimulando cada brote, cada rincón de tu corteza,
con la mano por hoz fijada sobre la pértiga de mi cuerpo,
para arrancarte cada una de las bayas donde escondes tu esencia.

¿Quién le dijo al sol el secreto oculto en tu tueste intenso?
Ese que eleva tus olores excitando al viento…

Tú, de estimulante aroma y exquisito sabor,
fúndete en la miel de mi vientre,
viértete sobre mí untándome con esa manteca que emana de tus poros.
Envuelve con mi cuerpo tus carnosas semillas
para fermentarlas en mi calor y lograr, con ello, una explosión de sabor.

En mi boca dejas esa agua amarga,
ese brebaje de nobles y reyes:
Sublime Chocol haa,
que hace de nuestro encuentro un rito sagrado,
capaz de llenar mi espíritu con ese elixir
que alimenta mi pasión más allá de la muerte

en la que me sumerges cuando brotas en mí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario