lunes, 28 de noviembre de 2011

Vino una mañana volando

Con sus alas desplegadas
y quién sabe desde donde,
aleteando entre las nubes
vino sigilosa planeando.

Era una blanca emisaria
con un pequeñito paquete
cubierto de pétalos blancos
y rellenito de algodones.

Lo reciben él y ella
con cuidado, entre sus manos,
y apartando las motitas
le consiguen dormitando.

Está tibio y suspirando,
sus latidos van volando,
parece un feliz angelito
entre nubes descansando.

Dice entonces la cigüeña:
"Dios les ha premiado...
con un amor infinito,
les manda, del cielo, un pedacito"

Ella, en sí, le hizo una cuna.
Él se dedicó a cuidarlos.
Y con un beso al arroparlo
se despidieron diciendo:
"Te estaremos esperando"

2 comentarios:

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    Thanks!

    Harry
    harry.roger10@gmail.com

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